Cada día se le hacía más
difícil seguir, comenzó a necesitar ese empujón ajeno,
también conocido como ayuda. Todo
le asustaba un poco más. Se alargaba ese camino, que llamaban
vida, aunque no había vivido ni el primer cuarto de la misma. Qué ironía. Estaba al borde
de su propio precipicio, ahogándose en prejuicios. A punto de caer, viéndolo
venir.
Pero cuando parecía
inevitable, que no quedaba nada que hacer, veía su caída inmediata,
inminente. Apareció. Aún le cuesta asimilar no haber caído
aunque no descarte la posibilidad de que tarde o temprano, ocurra. Pero de
momento, no estaba sola, y en eso consiste, en el momento, en el presente y en
disfrutarlos. Dejando el futuro y los miedos de lado, al menos por un tiempo.
'Y es fuerza de voluntad la que nos hace invencibles. Si no la tienes considérate invisible.' |
No hay comentarios:
Publicar un comentario